
Deje de pensar en su Propuesta de Valor como un eslogan. Es una decisión de negocio radical: elegir un campo de batalla donde usted es el único jugador.
- Las frases genéricas como «calidad y servicio» son invisibles para el cliente moderno.
- La verdadera diferenciación nace de entender el «trabajo» profundo que su cliente intenta resolver (Job-To-Be-Done).
Recomendación: Valide su mensaje con anuncios antes de crear su producto para asegurar el encaje con el mercado y evitar lanzar soluciones que nadie quiere.
Para cualquier emprendedor que lanza un producto, la pregunta más aterradora es también la más simple: ¿por qué alguien debería elegirle? En un mercado saturado, la respuesta instintiva suele ser una carrera hacia el fondo, compitiendo por precio o prometiendo vagamente «la mejor calidad». Sin embargo, esta es una batalla perdida antes de empezar. La mayoría de las empresas fracasan no por tener un mal producto, sino por ser indistinguibles del resto. Son un eco en un cañón lleno de voces idénticas.
El antídoto a esta invisibilidad es la Propuesta Única de Valor (UVP). Pero aquí es donde surge la confusión. Muchos la ven como una simple frase de marketing, un eslogan ingenioso para la página de inicio. Se centran en «qué decir» en lugar de «qué ser». El problema fundamental es que una UVP no se redacta, se construye. Es el ADN de su estrategia de negocio, la destilación de una elección consciente y, a menudo, dolorosa: a quién servir y, más importante aún, a quién ignorar.
Pero, ¿y si la clave no estuviera en ser «mejor» que la competencia, sino en jugar un juego completamente diferente? ¿Y si pudiera definir un campo de batalla irrelevante para los demás porque no pueden o no quieren competir allí? Este es el verdadero poder de una UVP estratégica. No se trata de gritar más fuerte, sino de susurrar el mensaje correcto al oído de la persona adecuada. Es un filtro, no un megáfono.
Este artículo no es otro manual para escribir frases bonitas. Es una guía estratégica para tomar las decisiones fundamentales que dan forma a una propuesta de valor real. Exploraremos las herramientas para diagnosticar su mercado, los métodos para validar sus ideas antes de gastar un euro y las estrategias para defender su diferenciación una vez que la competencia intente copiarle. Es hora de dejar de competir y empezar a dominar su propio espacio.
Para guiarle en este proceso estratégico, hemos estructurado el contenido en varias etapas clave, desde la deconstrucción de los mitos hasta la redacción final que convierte. A continuación, encontrará el desglose de los temas que abordaremos.
Sumario: La ruta para construir una propuesta de valor a prueba de competencia
- No es marketing, es estrategia: por qué «Calidad al mejor precio» no es una propuesta de valor
- Alinear dolores y ganancias: una herramienta visual para validar su idea de negocio
- Cómo usar anuncios de Facebook para validar qué mensaje resuena antes de crear el producto
- Los 5 segundos decisivos: explicar qué hace su empresa sin scroll ni jerga técnica
- Qué hacer cuando su propuesta de valor es copiada y el mercado baja precios
- ¿Por qué su «calidad y servicio» ya no es una propuesta de valor diferencial?
- ¿Qué tarea intenta resolver realmente su cliente al contratar su servicio?
- Escribir para vender: ¿Cómo redactar una página de ventas que convierta al tráfico frío?
No es marketing, es estrategia: por qué «Calidad al mejor precio» no es una propuesta de valor
El error más común de los nuevos negocios es caer en la trampa de las promesas genéricas. «Calidad superior», «servicio al cliente excepcional» y, la más peligrosa de todas, «la mejor calidad al mejor precio». Estas frases no son propuestas de valor; son clichés que el cerebro del consumidor ha aprendido a ignorar. ¿Por qué? Porque todo el mundo las dice y, por lo tanto, no significan nada. La calidad y un buen servicio no son un diferenciador, son el requisito mínimo para participar en el mercado actual. Son el precio de entrada, no el premio.
Una verdadera Propuesta Única de Valor surge de una decisión estratégica de foco y sacrificio. Significa ser la mejor opción para un grupo muy específico de personas, a costa de ser una opción irrelevante para el resto. No se trata de ser todo para todos, sino de serlo todo para alguien. Esto requiere una comprensión profunda no solo de lo que hace su producto, sino de qué problema fundamental resuelve para un cliente específico de una manera que nadie más lo hace.
Piense en su UVP como su declaración de guerra estratégica. Define el territorio donde va a competir y las armas que va a usar. Si su territorio es «todo el mercado» y sus armas son «la calidad y el precio», está eligiendo una batalla de desgaste contra gigantes con más recursos. Una UVP potente, en cambio, le permite crear su propio campo de batalla irrelevante, un nicho donde sus fortalezas únicas se alinean perfectamente con las necesidades desatendidas de un segmento del mercado.
El primer paso para abandonar la comodidad de lo genérico es analizar honestamente su oferta. No se trata de inventar un eslogan, sino de descubrir la verdad de su negocio y articularla con una claridad brutal. Una UVP no es lo que usted vende, sino el valor que su cliente recibe. Para empezar a auditar su propia propuesta y escapar de la trampa de la mediocridad, es fundamental seguir un proceso estructurado.
Plan de acción: Test de contraste estratégico para validar su UVP
- Declaración CVB (Características, Ventajas, Beneficios): Para cada característica de su producto, liste qué logra (ventaja) y por qué un cliente específico lo valoraría (beneficio tangible).
- Entrevistas de diagnóstico: Hable directamente con su público objetivo. No pregunte qué quieren, indague sobre sus puntos de dolor, frustraciones y «apaños» actuales.
- Análisis de debilidades competitivas: Investigue a su competencia. Identifique no solo lo que hacen bien, sino sobre todo lo que no pueden o no quieren hacer. Ahí está su oportunidad.
- Filtro de la verdad única: Elabore una descripción de su valor que sea 100% verdadera para su negocio, que resuene con los dolores de su cliente y que sea única en su mercado.
- Formulación final: Sintetice la idea en una sola frase clara y contundente que un niño de 12 años pueda entender. Si necesita explicarla, no es una buena UVP.
Alinear dolores y ganancias: una herramienta visual para validar su idea de negocio
Una vez que abandonamos las promesas genéricas, necesitamos una herramienta para mapear sistemáticamente el valor. Aquí es donde entra en juego el Value Proposition Canvas (Lienzo de Propuesta de Valor), creado por Alexander Osterwalder. No es solo un diagrama, es un instrumento de diagnóstico estratégico que fuerza la conexión entre lo que su producto hace y lo que su cliente realmente quiere. Su poder reside en su simplicidad visual, dividiendo el universo en dos mitades: el cliente y su solución.
Por un lado, tenemos el Perfil del Cliente. Aquí no describimos a la persona, sino que diseccionamos sus circunstancias. Se compone de tres elementos:
- Trabajos del Cliente (Customer Jobs): Las tareas funcionales, sociales o emocionales que intentan resolver. «Instalar un software» es un trabajo funcional; «parecer competente ante mi jefe» es social; «sentirme seguro y en control» es emocional.
- Dolores (Pains): Las frustraciones, obstáculos, riesgos y resultados negativos antes, durante y después de intentar hacer el trabajo.
- Ganancias (Gains): Los resultados y beneficios que el cliente desea. Algunos son esperados, otros son deseados y algunos serían una sorpresa agradable.
Este mapa visual le permite pasar de una idea abstracta de «mi cliente» a una comprensión granular de sus motivaciones y frustraciones, como detalla este análisis del Value Proposition Canvas.
| Bloque Cliente | Descripción | Bloque Producto | Descripción |
|---|---|---|---|
| Customer Jobs | Actividades que realizan los clientes para resolver situaciones laborales o personales | Productos y Servicios | Soluciones específicas que ofrece tu empresa |
| Pains (Dolores) | Molestias, frustraciones y situaciones no deseadas del cliente | Pain Relievers (Aliviadores) | Cómo tu producto soluciona los problemas identificados |
| Gains (Ganancias) | Beneficios esperados y alegrías que busca el cliente | Gain Creators (Creadores) | Cómo tu producto genera beneficios adicionales y valor |
Por otro lado, está el Mapa de Valor, que describe cómo su empresa creará valor. Se corresponde directamente con el perfil del cliente:
- Productos y Servicios: La lista de lo que ofrece.
- Aliviadores de Dolor (Pain Relievers): Cómo sus productos alivian específicamente los dolores del cliente.
- Creadores de Ganancias (Gain Creators): Cómo sus productos crean las ganancias deseadas por el cliente.

El momento de la verdad llega al superponer ambos lados. Una propuesta de valor sólida existe cuando sus productos y servicios alivian dolores reales y crean ganancias deseadas que importan a los clientes. Si sus «aliviadores» apuntan a dolores que no existen, o sus «creadores» generan ganancias que a nadie le importan, su propuesta de valor es débil, por muy bueno que sea su producto. Esta herramienta transforma la creación de valor de un arte a una ciencia.
Cómo usar anuncios de Facebook para validar qué mensaje resuena antes de crear el producto
Tener una hipótesis de propuesta de valor en el Canvas es un gran primer paso, pero sigue siendo eso: una hipótesis. El error más costoso que un emprendedor puede cometer es construir un producto entero basándose en suposiciones no validadas. La estrategia inteligente es realizar una validación previa al producto, y las plataformas de anuncios como Facebook o Instagram son laboratorios perfectos para ello. El objetivo no es vender, sino aprender.
La idea es simple: en lugar de probar el producto, probamos el mensaje. Se pueden crear de 3 a 5 hipótesis de UVP completamente diferentes, cada una apuntando a un ángulo de valor distinto. Por ejemplo, para una nueva herramienta de gestión de proyectos, podríamos probar:
- Ángulo 1 (Ahorro de tiempo): «Recupera 10 horas a la semana. El software de proyectos que se organiza solo.»
- Ángulo 2 (Reducción de estrés): «Menos caos, más claridad. La paz mental para tu equipo.»
- Ángulo 3 (Impacto en el resultado): «Proyectos entregados a tiempo y por debajo del presupuesto, siempre.»
A continuación, se crea una campaña de anuncios con un presupuesto modesto, dirigiendo cada ángulo a la misma audiencia. Las métricas a observar no son solo el CTR (Click-Through Rate), sino el Coste por Lead (CPL) o el coste por clic en un botón de «Más información». Un ángulo que genera leads a un coste significativamente menor es una señal potente de que ese mensaje resuena mucho más con los dolores o ganancias del público.
Una técnica avanzada es utilizar formularios de Facebook Lead Ads. En lugar de solo pedir el email, se puede añadir una pregunta cualitativa clave como «¿Cuál es tu mayor desafío actual con [el problema que resuelves]?». Por ejemplo, un curso online validó su enfoque con el titular «Incrementa tus ventas a través de redes sociales y email marketing» y, a través de las respuestas, descubrió que el dolor principal de su audiencia era la falta de tiempo, no de conocimiento. Esta información es oro puro y permite ajustar la UVP antes de escribir una sola línea de código o grabar un solo vídeo. Es la forma más barata y rápida de encontrar el encaje entre el mensaje y el mercado.
Los 5 segundos decisivos: explicar qué hace su empresa sin scroll ni jerga técnica
En el mundo digital, la atención es la moneda más valiosa y escasa. Un visitante llega a su web y, de forma inconsciente, se pregunta: «¿Qué es esto? ¿Es para mí? ¿Qué hay aquí que me beneficie?». Tiene aproximadamente cinco segundos para dar una respuesta clara a estas tres preguntas. Si el visitante tiene que hacer scroll, descifrar jerga técnica o leer un párrafo denso, lo ha perdido. Se irá y no volverá.
Una UVP efectiva debe pasar la «prueba de los 5 segundos». Debe ser tan clara y concisa que se entienda de un vistazo, en la parte superior de la página (above the fold). Esto requiere una disciplina brutal en la redacción, eliminando todo lo que no sea absolutamente esencial. Olvídese de «soluciones innovadoras y sinérgicas». Hable el idioma de su cliente. Una buena fórmula es: [Resultado final deseado] + [Periodo de tiempo específico] + [Manejo de la objeción principal]. Por ejemplo, «Fotos de producto profesionales en 24 horas sin necesidad de un estudio fotográfico».

Una de las técnicas más poderosas para lograr esta claridad es la «Anti-Propuesta de Valor». Consiste en definir explícitamente para quién NO es su producto. Esto tiene un efecto magnético en su nicho ideal, ya que se sienten instantáneamente comprendidos, y a la vez filtra a los clientes que no son adecuados, ahorrando tiempo y recursos a largo plazo. Es la máxima expresión del sacrificio estratégico.
Estudio de caso: La Anti-Propuesta de Valor como estrategia de claridad
El gurú tecnológico Guy Kawasaki lo resume con una frase lapidaria: «Al final, o eres diferente… o eres barato». Las empresas que interiorizan esto utilizan la Anti-Propuesta para lograr una diferenciación radical. Un ejemplo clásico y brillante es el de un software de contabilidad que se posicionó como «El software de contabilidad para no-contables». Con esta simple frase, lograron dos cosas en menos de 5 segundos: atrajeron magnéticamente a pequeños empresarios, autónomos y creativos intimidados por la contabilidad tradicional, y al mismo tiempo, repelieron a los contables profesionales que buscan funciones complejas. No intentaron ser la mejor solución para todos, sino la única solución para un grupo desatendido.
Lograr esta síntesis es un ejercicio de empatía y precisión. Obliga a dejar de hablar de uno mismo (nuestras características, nuestra tecnología) y empezar a hablar exclusivamente del mundo del cliente (sus problemas, sus deseos). Si no puede explicar su valor en una frase, es probable que aún no lo haya definido con suficiente claridad.
Qué hacer cuando su propuesta de valor es copiada y el mercado baja precios
Lograr una propuesta de valor única y exitosa es un gran logro, pero también una invitación a la competencia. En el momento en que su diferenciación demuestra ser rentable, los imitadores aparecerán. Primero, copiarán sus características. Luego, para ganar cuota de mercado, bajarán los precios. Este es el camino hacia la comoditización, donde su producto, antes único, se convierte en uno más de la estantería, y la única variable de decisión para el cliente vuelve a ser el precio. Un estudio de Simon-Kucher & Partners reveló que un demoledor 72% de los productos nuevos no cumplen sus expectativas de mercado, a menudo por no lograr una diferenciación sostenible.
¿Cómo escapar de esta espiral? La respuesta es evolucionar de una propuesta de valor basada en el «qué» (el producto, la característica) a una basada en el «cómo» (la experiencia, el proceso, el modelo de negocio). Hay que construir un foso defensivo alrededor de su castillo. Esto se logra creando un ecosistema de valor, una serie de capas de valor que son mucho más difíciles de copiar que una simple función de software o el diseño de un producto.
Las estrategias para construir este ecosistema incluyen:
- Pivotar hacia la experiencia: Si su producto puede ser copiado, la experiencia que lo rodea no. Zappos no vendía zapatos, vendía el mejor servicio al cliente de la industria, con envíos y devoluciones gratuitas que sus competidores no podían permitirse.
- Hiper-especialización: Profundizar en un nicho que los grandes competidores ignoran por falta de escala. Conviértase en el único experto mundial en resolver un problema muy específico para un grupo muy concreto.
- Crear una «Marca de Ingrediente»: Desarrollar una tecnología, un proceso o un material propio y registrarlo. Intel hizo esto con «Intel Inside», convirtiendo su procesador en una marca que los consumidores buscaban.
- Construir una comunidad: Fomentar una comunidad de usuarios alrededor de su producto con contenido exclusivo, formación, certificaciones y eventos. La comunidad se convierte en parte del valor y es casi imposible de replicar.
Cuando el mercado le alcanza, no debe bajar sus precios. Debe añadir más valor inimitable. Su UVP inicial fue la puerta de entrada, pero su ecosistema de valor es la razón por la que los clientes se quedan y los competidores se rinden. Es la transición de tener un buen producto a construir un negocio sólido y defendible.
¿Por qué su «calidad y servicio» ya no es una propuesta de valor diferencial?
Afirmar que «calidad y servicio» ya no es un diferenciador suele generar resistencia. «¿Cómo que la calidad no importa?». Por supuesto que importa, pero su papel en la mente del consumidor ha cambiado. Para entender por qué, es útil recurrir al Modelo de Kano, un framework que clasifica las características de un producto en tres categorías según su impacto en la satisfacción del cliente.
La «calidad» que la mayoría de empresas promete suele caer en la primera categoría: Calidad Básica o Esperada (Must-have). Son atributos que los clientes dan por sentados. Si están presentes, no generan satisfacción, pero si faltan, causan una gran insatisfacción. Un coche que frena, un hotel con sábanas limpias, un software que no se cuelga. Nadie elige un hotel porque sus sábanas estén limpias, pero todos lo descartarían si estuvieran sucias. Prometer calidad básica es como un restaurante que presume de que su comida no envenena. No es un argumento de venta, es una expectativa mínima.
La segunda categoría es la Calidad de Rendimiento (Performance). Aquí, «más es mejor». Más velocidad, más duración de la batería, menos consumo. En este eje se puede competir, pero a menudo requiere grandes inversiones y la ventaja es temporal. Finalmente, la tercera categoría es la Calidad Sorprendente o Atractiva (Delighters). Son características inesperadas que provocan una reacción de «wow» y generan un boca a boca positivo. Las primeras recomendaciones personalizadas de Netflix o las integraciones de Slack fueron «delighters» en su momento. Con el tiempo, estos «delighters» se convierten en atributos de rendimiento y, finalmente, en calidad básica esperada, según la clasificación que propone el Modelo de Kano para la calidad.
| Tipo de Calidad | Definición | Ejemplo | Impacto en UVP |
|---|---|---|---|
| Must-have (Básica) | Características mínimas esperadas | Producto funcional, entrega puntual | No genera diferenciación |
| Performance (Lineal) | Más es mejor | Velocidad de respuesta, duración batería | Diferenciación proporcional |
| Delighters (Sorprendente) | Características inesperadas que generan wow | Netflix: recomendaciones personalizadas, Slack: integraciones múltiples | Genera boca a boca positivo y lealtad |
Las grandes propuestas de valor transforman conceptos vagos en promesas cuantificables o en «delighters». Volvo no dijo «coches de calidad», sino que se adueñó del concepto «seguridad», respaldándolo con décadas de innovación y datos. FedEx no prometió «servicio rápido», garantizó «Cuando tiene que estar allí absolutamente, sin falta, al día siguiente». Cuantificaron lo intangible. Por eso, cuando su empresa presume de «calidad», la pregunta que debe hacerse es: ¿qué tipo de calidad? Si es la básica, es invisible. La verdadera diferenciación está en el rendimiento superior o, mejor aún, en la sorpresa.
¿Qué tarea intenta resolver realmente su cliente al contratar su servicio?
Para construir una propuesta de valor que resuene a un nivel profundo, debemos ir más allá de lo que los clientes dicen que quieren y entender por qué lo quieren. Aquí es donde el framework Jobs-To-Be-Done (JTBD) o «El Trabajo por Hacer» se convierte en una herramienta estratégica crucial. La premisa es simple: los clientes no compran productos, «contratan» productos para que hagan un trabajo por ellos. Un hombre no compra un taladro de 1/4 de pulgada porque quiera un taladro, lo compra porque quiere un agujero de 1/4 de pulgada.
Pero el JTBD va mucho más allá de la tarea funcional. El modelo identifica tres dimensiones en cada «trabajo» que un cliente intenta resolver:
- La dimensión Funcional: Es la tarea obvia y práctica. «Necesito transportar a mis hijos al colegio», «necesito crear una factura».
- La dimensión Social: Se relaciona con cómo el cliente quiere ser percibido por los demás. «Quiero que mis amigos me vean como alguien con conciencia ecológica», «quiero que mi jefe me perciba como alguien eficiente e innovador».
- La dimensión Emocional: Se refiere a cómo el cliente quiere sentirse. «Necesito sentirme un padre responsable y seguro», «necesito sentirme en control de mis finanzas y menos estresado».
Las empresas que solo compiten en la dimensión funcional son fácilmente sustituibles. Las que logran conectar con las dimensiones sociales y emocionales crean una lealtad mucho más fuerte y una diferenciación más robusta. Uber no vende solo «transporte» (funcional). Vende «conveniencia y control» (emocional) y, en ciertos círculos, un estatus de «early adopter» tecnológico (social). Entender estas tres capas es clave para una UVP difícil de copiar.
Para descubrir el verdadero JTBD, las encuestas tradicionales no suelen funcionar. Se necesitan metodologías de entrevista más profundas, como la técnica «Switch», que se centra en el momento exacto de la decisión de compra. Se pregunta sobre las «fuerzas de empuje» que alejaron al cliente de su solución anterior y las «fuerzas de atracción» hacia la nueva. Sorprendentemente, el mayor competidor a menudo no es otra empresa, sino la inercia del cliente o sus soluciones improvisadas («apaños»). Descubrir qué evento desencadenó la búsqueda de una nueva solución revela el verdadero «trabajo» que necesitaba ser resuelto con urgencia.
Puntos clave a recordar
- Una Propuesta Única de Valor no es un eslogan, es una decisión estratégica sobre a quién servir y cómo ganar.
- Las promesas genéricas como «calidad y servicio» son el requisito mínimo del mercado, no un diferenciador.
- La validación del mensaje con clientes reales antes de construir el producto ahorra tiempo y dinero, reduciendo el riesgo de fracaso.
Escribir para vender: ¿Cómo redactar una página de ventas que convierta al tráfico frío?
Toda la estrategia detrás de la Propuesta de Valor culmina en el momento de la verdad: la comunicación con el cliente. Una página de ventas, una landing page o incluso la página de inicio de su web es donde la UVP debe brillar con una claridad absoluta y persuadir a un extraño (tráfico frío) para que confíe en usted. La clave para una redacción que convierte es la continuidad de la promesa.
El titular principal, visible en los primeros segundos, debe encapsular la UVP. Una fórmula probada es Problema + Solución + Resultado. Por ejemplo: «¿Cansado de perder clientes? Nuestro CRM te ayuda a cerrar un 30% más de ventas en 90 días». Este titular engancha con un dolor, presenta la categoría de la solución y promete un resultado cuantificable. A partir de aquí, cada sección de la página debe actuar como una prueba que refuerza esta promesa inicial, nunca desviándose de ella.
Las empresas maestras en esto, como Amazon o la marca de zapatillas Hoka, van un paso más allá. Crean Micro-UVPs para cada característica. No dicen «batería de larga duración». Dicen «Hasta 18 horas de autonomía para que puedas trabajar todo el día sin buscar un enchufe». Conectan cada característica con un beneficio tangible que responde a un Job-To-Be-Done. Hoka no vendió «zapatillas con suela gruesa», revolucionó el running con la promesa «Te hace sentir como si estuvieras volando», una Micro-UVP que aborda directamente la dimensión emocional del corredor: el deseo de ligereza y ausencia de esfuerzo.
Los testimonios son cruciales, pero deben ser específicos. «Gran servicio» no vende. «Redujimos nuestros costes de gestión en un 15% en solo 3 meses gracias a su plataforma» sí lo hace. Cada testimonio debe ser una prueba cuantificada de la promesa central. Finalmente, la sección de Preguntas Frecuentes (FAQ) no debe ser un apéndice aburrido, sino una herramienta de «Judo Competitivo»: anticipe cada objeción, duda o miedo («¿Es demasiado caro?», «¿Es difícil de implementar?») y conviértala en una oportunidad para reforzar su valor y diferenciación. Una página de ventas bien escrita no es un folleto; es un argumento de venta estructurado y sin fisuras.
Ahora que conoce los fundamentos estratégicos, las herramientas de validación y las tácticas de comunicación, el siguiente paso es aplicar este conocimiento. Deje de competir en un océano rojo de precios bajos y empiece a construir su propio espacio incontestable en el mercado. Evalúe su oferta, hable con sus clientes y tome la decisión radical de ser único.
Preguntas frecuentes sobre la propuesta única de valor
¿Puede una empresa tener más de una propuesta de valor?
Una empresa debe tener una Propuesta Única de Valor principal y global que defina su posicionamiento estratégico general. Sin embargo, puede tener diferentes UVPs para distintos segmentos de clientes. Por ejemplo, una empresa de software puede tener una UVP para pymes centrada en la asequibilidad y facilidad de uso, y otra para grandes corporaciones enfocada en la seguridad y la escalabilidad.
¿Con qué frecuencia debo revisar o cambiar mi UVP?
Su UVP no debe ser estática, sino un elemento vivo. Se recomienda una revisión anual o siempre que haya un cambio significativo en el mercado, como la entrada de un nuevo competidor disruptivo o un cambio en el comportamiento del cliente. El objetivo no es cambiarla constantemente, sino asegurarse de que sigue siendo relevante, única y defendible.
¿Cuál es la diferencia entre una UVP y un eslogan?
Un eslogan es una frase publicitaria corta y pegadiza (Ej: «Just Do It» de Nike). Su función es la memorabilidad y el branding. Una UVP, en cambio, es la explicación clara y concisa del valor tangible que un cliente obtiene con su producto, por qué es mejor que las alternativas y para quién está diseñado. El eslogan es el titular; la UVP es el argumento de venta completo.